Investigadores han confirmado la presencia del pez diablo (Pterygoplichthys), una especie invasora altamente destructiva, en el cenote La Bruja de Bacalar. Este hallazgo ha encendido las alarmas entre científicos, ambientalistas y autoridades locales, debido al impacto negativo que este pez puede tener en los frágiles ecosistemas acuáticos de la región.
Un hallazgo preocupante
El avistamiento del pez diablo fue reportado inicialmente por prestadores de servicios turísticos, quienes notaron la presencia de estos peces en las aguas cristalinas del cenote. Posteriormente, investigadores del Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) realizaron una inspección en la zona y confirmaron la existencia de varios ejemplares de entre 20 y 30 centímetros de longitud.
El pez diablo, originario de América del Sur, es conocido por su rápida reproducción y su capacidad de alterar ecosistemas al modificar los sedimentos del fondo de cuerpos de agua, afectando la vida de especies nativas. Su presencia en Bacalar es particularmente alarmante, ya que la laguna y los cenotes aledaños albergan ecosistemas únicos, como los estromatolitos, estructuras microbianas con miles de años de antigüedad que podrían verse gravemente afectadas por la erosión provocada por este pez.
Posibles vías de introducción
Los expertos aún investigan cómo esta especie pudo llegar al cenote La Bruja. Entre las hipótesis se baraja la posibilidad de que haya ingresado desde cuerpos de agua cercanos, como la Laguna de Bacalar o el río Hondo, donde previamente se han registrado poblaciones de pez diablo. También se sospecha que algunos ejemplares pudieron haber sido liberados de manera irresponsable por personas que los tenían como mascotas en acuarios domésticos.
Consecuencias ecológicas
La introducción de especies invasoras en ecosistemas frágiles puede causar un desequilibrio significativo. En el caso del pez diablo, su comportamiento excavador provoca la resuspensión de sedimentos, lo que reduce la calidad del agua y afecta la fotosíntesis de plantas acuáticas. Además, al competir por alimento y refugio, puede desplazar a especies nativas y alterar la cadena alimenticia.
El impacto potencial en Bacalar preocupa a la comunidad científica y a los habitantes de la región, ya que este destino es conocido por su turismo ecológico y por la belleza de sus cuerpos de agua. Un deterioro en la calidad ambiental podría afectar la actividad turística, una de las principales fuentes de ingreso de la zona.
Llamado a la acción
Ante esta amenaza, investigadores y ambientalistas han hecho un llamado urgente a las autoridades locales y estatales para implementar medidas de monitoreo y control. Se han sugerido acciones como la captura y eliminación de ejemplares, la educación ambiental para evitar nuevas liberaciones y el uso de herramientas científicas como el análisis de ADN ambiental para rastrear la presencia de esta especie en otros puntos de la región.
Asimismo, la comunidad local ha sido instada a reportar cualquier avistamiento del pez diablo y a evitar liberarlo en cuerpos de agua naturales. La colaboración entre ciudadanos, científicos y autoridades será clave para frenar la expansión de esta especie y proteger el valioso ecosistema de Bacalar. El hallazgo del pez diablo en el cenote La Bruja es un recordatorio de la fragilidad de los ecosistemas y de la importancia de tomar medidas preventivas para evitar la propagación de especies invasoras. La conservación de Bacalar y su biodiversidad depende del esfuerzo conjunto de todos los actores involucrados.