Como cada año, miles de turistas y locales se reunieron en la majestuosa zona arqueológica de Chichén Itzá para presenciar uno de los fenómenos más impresionantes de la astronomía y la arquitectura maya: el descenso de Kukulcán, un espectáculo de luz y sombra que simboliza la llegada de la deidad maya a la Tierra.
Este fenómeno ocurre durante los equinoccios de primavera y otoño, cuando la luz del sol proyecta una serie de triángulos de sombra sobre la escalinata norte de la pirámide de El Castillo, dando la ilusión de que una serpiente desciende lentamente hacia la cabeza tallada en la base de la estructura. Este evento es un testimonio del avanzado conocimiento astronómico y matemático de la civilización maya, que diseñó su arquitectura en perfecta alineación con los ciclos solares.
Un evento de importancia cultural y turística
Desde las primeras horas del día, visitantes nacionales e internacionales llegaron a Chichén Itzá para ser testigos del espectáculo. Muchos de ellos aprovecharon la oportunidad para conocer más sobre la cultura maya a través de recorridos guiados y actividades culturales organizadas en el sitio.
Este evento no solo es un atractivo para los amantes de la historia y la arqueología, sino que también representa un impulso significativo para el turismo en Yucatán. Hoteles, restaurantes y operadores turísticos de la región reportaron una alta afluencia de visitantes, consolidando a Chichén Itzá como uno de los destinos más importantes de México.
Medidas de seguridad y conservación del patrimonio
Para garantizar la seguridad de los asistentes y la preservación del sitio, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) implementó el Operativo Equinoccio de Primavera 2025, que incluyó restricciones en el acceso a ciertas áreas y un refuerzo en la vigilancia. Como parte de estas medidas, el Gran Museo de Chichén Itzá permaneció cerrado el 21 de marzo para labores de mantenimiento, una decisión tomada con el fin de proteger las piezas arqueológicas y mejorar la experiencia de los visitantes.
A pesar de estas precauciones, un turista alemán protagonizó un incidente al escalar la pirámide de El Castillo, una acción prohibida desde 2008 para evitar daños en la estructura. Su comportamiento generó indignación entre los presentes y derivó en una confrontación con otros visitantes. Este suceso reabre el debate sobre la necesidad de sanciones más estrictas para quienes incumplen las normas y ponen en riesgo la integridad del patrimonio histórico.
El legado de Kukulcán sigue vivo
El equinoccio de primavera en Chichén Itzá no es solo un fenómeno astronómico, sino un evento cargado de significado espiritual y cultural. Para los antiguos mayas, el descenso de Kukulcán representaba un momento de renovación y conexión con los dioses, una tradición que sigue vigente en las ceremonias y rituales realizados por grupos indígenas y seguidores de la cosmovisión maya.
Con este evento, Chichén Itzá reafirma su lugar como una de las Maravillas del Mundo Moderno y un punto de encuentro entre la historia, la ciencia y la espiritualidad. La majestuosidad del descenso de Kukulcán continúa asombrando a generaciones y recordando al mundo el impresionante legado de la civilización maya.